El faro es una obra de construcción civil antiquísima. Existen algunos vestigios de faros romanos como la Torre de Hércules, en A Coruña. Este es el faro en funcionamiento más antiguo del mundo. Sin embargo, se estima que los fenicios y cartagineses ya utilizasen piras de fuego en lo alto de torres de vigilancia ubicadas en puntos costeros estratégicos.
Los faros permiten la localización de la tierra y permiten a los navegantes saber en qué lugar se encuentran, pues cada faro emite una señal lumínica única. Actualmente gracias a la navegación asistida por satélite, los faros han perdido importancia en la seguridad y la navegación, pero todavía son importante para las situaciones en las que la tecnología falla.
Asimismo, los faros, son una obra de ingeniería capaz de seguir en funcionamiento pese a muchas adversidades. Actualmente el funcionamiento de los faros está teledirigido, pero en los casos en los que la red se caiga, todavía pueden seguir funcionando gracias a un conjunto de mecanismos. Por un lado, los faros cuentan con suministro eléctrico autónomo, por otro lado, cuentan con repuestos de todos los instrumentos, para que se activen en caso de error. Finalmente pueden contar con accionamientos mecánicos que garantizan durante horas el giro y la luz mediante combustión.